Viaje sin retorno
Marcos Castro/Rodrigo Sastre«Sobreviviendo al fin del mundo».
La idea del viaje, de la odisea a lo largo de la literatura o el arte está repleta de símbolos o metáforas configuradas como ceremonia de iniciación en la vida, ritos de paso donde lo importante se transfigura en lo externo. Sin embargo, cuando realizamos un viaje de ida sin billete de vuelta, cuando lo psicológico supera lo físico, y la inmovilidad se transforma en reacción. Entonces realmente hemos emprendido el verdadero viaje. Marcos Castro (México DF, México, 1981) y Rodrigo Sastre (Buenos Aires, Argentina, 1977) presentan en la Galería Luís Adelantado una suerte de viaje conjunto al desierto de México. Sobreviviendo al fin del mundo nos adentra a través de una visió conjunta y de las gramáticas aparentemente antagónicas de ambos artistas en un viaje sin retorno.
Travesía de una sociedad contemporánea ensimismada en su propia contemplación, una parálisis que encuadrada a través de un espacio concreto —el desierto mexicano— muestra una realidad universal. El ser humano observando, analizando atónito un mundo que se desmorona ante su mirada. Entonces, reaccionemos desde lo más simple, analicemos individualmente qué hemos hecho mal cada uno. Este es el primer paso para sobrevivir a cualquier fin. Todo empieza en cada ser, y el acto mismo de dibujar, de esbozar la naturaleza como símbolos testimoniales silenciosos de la sociedad contemporánea a través de la esencia del dibujo, es la propuesta de Marcos Castro. Restos de una sociedad, una reserva en medio del desierto que espera a través de sus mitos y dioses ser salvada, nos avisa: ¿Hemos permitido a los poderosos ser nuestros dioses? ¿Esperamos ser salvados por ellos?Rodrigo Sastre parece responder a esta cuestión, y lo hace desde la ironía que le caracteriza narrando a través del cómic la vida de una persona normal. La fantasía y la ciencia ficción son la excusa perfecta para reflejar lo que cada ser humano es y lo que quisiera ser. ¡Qué poco difieren los personajes de un cómic de nuestras religiones o dioses! Por tanto, no permitamos convertir a los corruptos en nuestros nuevos ídolos. Porque al fin y al cabo estos son el reflejo de un pueblo que viaja intempestivamente al fin del mundo. (Publicado en el Levante-emv el Jueves 19 de julio 2012)
